Si ante lo que está pasando en Ucrania:
Te corrompe ver Europa abocada a la guerra, busca dónde poner tu bondad.
Te rompe el corazón pensar en el sufrimiento de los niños, busca dónde poner tu amor.
Te sacude ver tanta oscuridad, implícate en actividades que te permitan brillar.
Te entristece tanta violencia, intenta ser inofensivo (no ofender) en tus relaciones personales.
De esta forma recuperarás tu presencia, conectarás con tu identidad más radical y podrás vivir de forma más lúcida y útil estos momentos.
Y si mirando las noticias se te ocurre pensar "qué mundo dejaremos a nuestros hijos e hijas", recuerda que la pregunta que deberías estar haciendo es "qué hijos dejaremos a nuestro mundo", pues el mundo es un reflejo de quienes somos nosotros en cada momento.
Solo alguien deshumanizado puede deshumanizar al otro. Un verdadero esfuerzo conjunto para elevar la calidad humana de niños y jóvenes es realmente lo que está en nuestras manos y no lo que desgraciadamente ocurre ahora en Ucrania.
Debemos sacar a nuestros hijos e hijas del centro del mundo y ponerlos al servicio del mismo (al servicio del mundo).
Proporcionarles el desarrollo emocional, ético y espiritual necesario para que puedan construir un mundo que refleje nuestra luz y no nuestra oscuridad, es nuestra responsabilidad y el único compromiso real con la PAZ.
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